Sueños

“Hoy es el día, hoy por fin me muestras tu rostro y te sostengo la mirada, buscando esos ojos que, a veces, parecen afiladas dagas y logran hacerme perder la noción de la vida. Hoy te pido que lo pienses bien antes de hablar, y que cuando lo digas, lo hagas con el corazón en la mano.”

Este pensamiento me ha perseguido como un perro de caza…

…Pero sé que no siempre es posible que las cosas sean así, porque en esta vida todo parece un laberinto donde nuestros caminos se cruzan incontables veces, pero rara vez para seguir uno en común. En momentos como este, pienso que la vida puede ser injusta, y que el destino es la mano de algún ser que está muy por encima de nosotros, moviéndonos como si fuéramos simples marionetas…

Hay momentos en los que desearía desprenderme de este cuerpo que me mantiene atado al suelo; momentos en los que imagino estar en la cima de una montaña y lanzarme al vacío, solo para sentir la dulce y fría brisa acariciando mi rostro y mi cuerpo, intensificándose más y más, hasta que la fuerza sea tal que mi piel se desprenda como la de una simple serpiente. Pero, al mismo tiempo que pierdo esa piel, sueño con que surja una nueva, distinta y renovada.

-¿Qué es lo que quiero? - Me pregunto una y otra vez.

-¡Una metamorfosis¡ - Me respondo.

Y cuando esté a punto de llegar al final de mi asombroso viaje, justo antes de estrellarme y convertirme en una masa amorfa—una simple mancha roja al pie de la montaña más alta, una marca insignificante frente a este mundo despiadado—, quizás, solo quizás, logre alzar el vuelo y alcanzar esos espacios inaccesibles para el ser humano. Poder contemplar desde lo alto la constante miseria de la humanidad, experimentar el máximo éxtasis y luego continuar mi travesía hacia lo desconocido, hasta que, desde la inconmensurable oscuridad, surja una misteriosa mano y me atrape.

-¿Será que el amor es un misterio?- Me vuelvo a preguntar.

-Si mi querido amigo, el amor no es más que uno de los más complejos misterios de esta vida- Me respondo en mis adentros.

Y yo, sin más, como una dócil paloma, me dejo atrapar, confiando y entregando todo lo bueno que tengo para dar... Hasta que llega el momento en que los colores vibrantes del paisaje se vuelven grises, unos tonos tan apagados y mediocres que el corazón se me endurece y el alma se quiebra como un espejo al recibir una pedrada. Es entonces cuando aquella mano que se extendió para dar abrigo y calor se retrae, te da la espalda y te empuja al abismo, dejando solo los restos de alguien que fue maravilloso, encerrados en una cúpula de diamante: hermosa, sí, pero impenetrable.

Pero, como el ave fénix, he renacido y volveré a surcar los cielos, mostrando la belleza interior que llevo dentro. Juro que el dolor que he experimentado no ha sido en vano, y solo espero que la dueña de aquella mano no llegue a lamentarlo, porque bien podría esperarla… aunque también podría ser como una rosa: muy hermosa, pero con espinas que podrían herirla, algo que no le desearía a nadie.

…En este mundo no queda otra opción, porque parece que la sociedad ha perdido sus valores; hoy los sentimientos se han deshumanizado, o quizá son los humanos quienes se han vuelto insensibles. Ya no sé qué pensar. Lo cierto es que yo también me siento insensible a veces, y quisiera tener una daga para abrirme un costado y dejar salir toda la porquería y lo inhumano que, por momentos, siento que me domina. Pero es algo que se adhiere a la piel y que llaman “Ego”; tal vez, si no existiera, no tendríamos tantos problemas. Aunque algunos piensen que estoy loco, no me importa, porque sé que, en el fondo, todos en algún momento de la vida han sentido lo mismo…

A veces he deseado ser parte del aire, para poder estar cerca de ti sin que me percibas, envolverte como una sábana de seda, protegerte con la misma entrega de una leona a sus crías, y darte calor en esos momentos en que el frío te cala hasta los huesos. Quisiera ser el aire que respiras al dormir, traerte los mejores sueños y sentirte aún más cerca de mí. Pero sé que todo esto son solo sueños, sueños que no se cumplirán, igual que a veces pienso que la vida misma es un sueño del que quisiera despertar, porque a ratos se transforma en una terrible pesadilla. Si pudiera despertar, me gustaría hacerlo en una playa, sintiendo la brisa en el rostro, disfrutando el aroma del mar, contemplando el maravilloso espectáculo de las olas azules rompiendo y dejando tras de sí una espuma blanca y brillante. Quisiera sentir los cálidos rayos del sol bajo un cielo azul zafiro, observar gaviotas y pelícanos surcando el infinito cielo; pero, sobre todo, tener a mi lado a la persona que amo y que sé que me corresponde con el mismo amor, sintiendo cómo sus dedos recorren mi negra cabellera y mi espalda, complaciendo así uno de los deseos más profundos de este ser que, como un niño mimado, ha comenzado el largo viaje hacia la madurez...

PD: Palabras que se dicen o se escriben, y que no se las lleva el viento por ser tan pesadas como las piedras más antiguas de este mundo; piedras que son testigos silenciosos de frases, hechos e historias de amor. Piedras que, a pesar de los años, no se han desgastado, igual que los sentimientos que guardo en mi corazón de cristal. Estos sentimientos luchan por salir a la luz del sol, un sol radiante y sin nubes grises que empañen la sonrisa de quien alza la mirada, con la esperanza y la ilusión de que la mano del destino la guíe hasta los laureles de la felicidad. La felicidad que me da estar a su lado, el placer de contemplar sus ojos, de respirar el mismo aire que ella respira, aunque fuera el último aliento de mi vida. Una vida llena de vueltas, que a veces me hace sentir que regreso siempre al mismo punto de partida. Y para mí, ese único principio y ese único final eres “Tú”.

…para completar el interminable círculo de la vida.

Dedicado a esa persona que quiero y siempre querré y que ella bien lo sabe (JDV).

…Hoy sé que aún me queda mucho camino por recorrer y que ha llegado el momento de partir; sin embargo, siento que me falta algo, y creo que ese algo eres “tú”. Ahora bien, si no me quieres, no importa, porque he aprendido a no depender de nadie, y mucho menos de ti…